La definición de privilegio está cambiando, y esto lo cambia todo.
Identidades de todo tipo (no solo miembros del equipo de TI, sino cualquier empleado) acceden a datos, infraestructuras y sistemas sensibles que los atacantes de hoy en día pueden explotar fácilmente.
La clave para aplicar el mínimo privilegio es la gestión de la identidad, que implica conceder, ajustar y revocar autorizaciones, así como cumplir las auditorías. Pero no es fácil.
Al trabajar con CIO, CISO y responsables de la toma de decisiones en materia de seguridad de miles de empresas, sabemos que se ve presionado para gestionar y proteger las identidades en un momento en el que:
- Muchas empresas se ven abrumadas por procesos manuales que consumen mucho tiempo, tecnologías obsoletas y silos entre aplicaciones, almacenes de directorios y repositorios de datos.
- A medida que aumentan los riesgos, también lo hacen la carga de trabajo, los horarios y los niveles de estrés. Mientras tanto, las presiones económicas agravan las actuales carencias de recursos y competencias.
Para aplicar realmente el mínimo privilegio, los equipos de TI y de seguridad necesitan controles que abarquen todos los tipos de identidades con acceso potente. Esto significa que las empresas deben replantearse qué es y qué debe ser la gestión de la identidad. En este monográfico, analizaré los pasos que puede dar para reforzar el enfoque de su equipo en tres áreas:
1. Automatización y orquestación de privilegios de acceso en todo el ciclo de vida de la identidad
2. Establecimiento de controles e informes de conformidad en toda la organización
3. Ampliación de los controles utilizados para proteger a los usuarios con privilegios a todas las identidades
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